A mí siempre me ha gustado España. He visitado siempre que he podido sus costas, sus pueblos de interior e incluso sus islas, tanto Baleares como Canarias. Qué decir de ese país sino que es uno de aquellos que aglutina una serie de características que hacen la vida ahí apetecible, cálida, divertida y entrañable incluso. No se parece en nada al país dónde vivo, Reino Unido, que si bien tiene muchísimas cosas que aún no conozco y muchísimos encantos por disfrutar y descubrir no pinta de igual modo que España.
Pues bien, mañana me voy a Madrid, 6 días. Estuve hace 3 meses y me encantaba la vida ahí: buena gente, buena comida barata, fiesta toda la del mundo y aunque no con tantas posibilidades lúdicas y culturales como Londres sí tenía muchas y variadas. Guardo un gran recuerdo de esa ciudad, la verdad sea dicha. Y precisamente, por ese gran recuerdo, tengo miedo a no encontrarme de nuevo con ese Madrid que tanto me ha gustado durante tanto tiempo.
Me iré a comer por ahí, con tantos y tantos amigos que me guarda la ciudad. No sé si comeré calamares, patatas bravas (de las que pican de verdad), tortilla de patata, paella, un cocidito madrileño o todas ellas, pero la factura nos saldrá algo más cara, pues según parece ha subido el IVA. También me gustaría ir al cine a ver una película en español (¡¡por fin!!), posiblemente la de James Bond, Skyfall, que tanto Daniel Craig como Bardem son muy de mi gusto; aunque creo que no me pediré palomitas, pues con lo que parece haber subido las entradas tendrá suficiente mi bolsillo y el de mis acompañantes.
Me alegro de que muchos de mis amigos tengan coche y de que gran cantidad de los sitios de interés pillen cerca de donde me hospedaré, pues también parece ser que ha subido el transporte de metro y creo que también el del bus desde la última vez que vine. No sé, tendré que preguntar en el metro nada más llegar al aeropuerto, que espero no esté en huelga, porque si no apaga y vámonos…
Ahora bien, de lo que tengo muchas ganas es de salir de fiesta, como lo hace un español, en condiciones, hasta las tantas de la mañana. Primero, como las veces que he estado ahí, iremos a algún parque a beber. He de reconoceros que después de que han endurecido las penas del botellón, que la policía está como está según he visto en las noticias internacionales y de que vete tú a reclamar luego al juzgado que ahora te cobran más tasas, ya como que te da un poco más de canguelo beber en la calle… Pero una tradición es una tradición y en algún lugar tendremos que beber si ninguno de mis amigos se ha logrado independizar (que si no tienen trabajo, que si una nueva reforma laboral, que si plin, que si plan…). Y luego… luego fiesta, desparrame, bailoteo, arriquitaun taun taun y olé. Que ríete tú de la resaca que voy a tener al día siguiente que me tendré que ir a la farmacia a por unas aspirinas o lo que sea (no sé de que va eso del euro por receta pero espero que no me resulte aún más cara mi fiesta, ¡que cada euro cuenta!
Estaré poco tiempo, aunque seguro que me pilla una manifestación, que está visto que son día sí y día también; será que las cosas no andan como deberían andar…

Ojalá me de tiempo a hacer todo lo que tengo que hacer, ver a quién tengo que ver, que aún quede algo del Madrid que dejé hace tres meses, en el que he vivido 23 de mis 23 años… Ojalá que estos 3 meses que llevo en Londres no me la hayan cambiado mucho todos aquellos que se empecinan en cambiarla, en desnudarla y humillarla; todos aquellos que miran sus propios intereses y les da igual el alma de un pueblo y de su gente, la cual no hace más que enviar mensajes de socorro y disconformidad y como quien envía un mensaje en una Botella, la Esperanza de ser socorrido es escasísima. Está visto que ni un año mariano consigue obrar ese milagro…

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