Un gran poder conlleva una gran responsabilidad…
La mañana se despertó con la cara de un fresco día de
verano; y hasta aquí lo único reseñable a priori de una jornada de trabajo que
se antojaba igual de monótona que las anteriores.
El portero limpió el portal, como siempre; barrió la calle,
como siempre; y fregó las escaleras, como nunca: vaya brillo, vaya olor
perfumado a pino, vaya toalla.
Su trabajo no duró mucho y en breve se acomodó en su asiento
acolchado, a verlas venir, a pasar las horas muertas, a mirar a las musarañas y
meditar acerca de lo que iba a comer ese día…
Algo tenía que pasar porque si no no se estaría contando
esta historia así que… De repente, algo sonó dentro de la caja de madera que
presidía su mesa. Nunca la había abierto pero según le confesó el anterior en
su cargo él tampoco lo había hecho en sus más de 5 años al frente del edificio.
¿Qué hacer? ¿Abrirla? ¿Dejarla sonar hasta que parase? ¿Salir corriendo del
portal y dirigirse sin mirar atrás al gurú de las porterías, Emilio?
No estaba preparado para este tipo de cosas, en la Highschool
Academy of Municipal Assistance in Chalets and Apartments (HAMACA) nunca le
habían dicho cómo proceder en estos casos, por lo que decidió en un principio
dejarlo sonar, a ver si se callaba.
Media hora después y tras dos vecinos escandalizados por el
incesante ruido, se vio en la obligación de proceder a abrir la caja…
Lo hizo muy lentamente, alerta ante cualquier amenaza
posible. Las gotitas de sudor se arremolinaban en su frente y un escalofrío
recorrió su cuerpo de la cabeza a los pies cuando levantó la tapa a medio palmo
de la superficie.
Eso no paraba de sonar, e incluso se podría decir que
conforme iba levantando la tapa se intensificaba aún más y más. Miedoso pero
decidido se dejó de tonterías y la levantó de una vez, así a la torera, con sus
dos huevos de gallina ponedora.
_ Pero qué cojones… - soltó nada más ver el contenido de la
caja – Si es sólo un telefonillo…
Lo cogió ya sin miramiento alguno y se puso el auricular en
la oreja…
Segundos después no hubo rastro del portero, su lugar lo
ocupó un hombre trajeado vestido de oscuro y con gafas de sol… su nombre…
agente Smith.
No hay comentarios:
Publicar un comentario