Desde que el mundo es mundo, es decir, desde que apareció Internet, un subproducto ha ido colándose en nuestras vidas poquito a poco, reptando por el suelo de tarima sin hacer demasiado ruido, acechándonos en Cullen position para tirarse a nuestros cuellos y que nos unamos a su religión absurda. Unos lo llaman “nick”, otros “estado” y otros t@ntos “sí, hombre, eso que pones después del nombre”. Aun a riesgo de buscarme enemigos por las claras alusiones que se van a hacer en este cruel y despiadado escrito me he sentido obligado moralmente, es decir, me ha salido de las pelotas, hablar sobre el nacimiento, desarrollo y muerte de estos simpáticos compañeros de viaje.

Antes de nada cabría plantearse la pregunta de por qué necesitamos los nicks. Y no me refiero al equipo de baloncesto de la NBA, a partir de ahora sólo hablaré de los otros nicks y de tetas, bueno… y también de penes, para que no se me vaya el público femenino. Los nicks se necesitan por el miedo horrible que les causa a la mayoría de los humanos el silencio, el no decir nada. Un científico de la prestigiosa universidad de Pyuta, en Estados Unidos, cuenta en una entrevista que tras pasar el feto un mínimo de seis meses encerrado en la tripa de su mamá (los que hayan nacido antes de los seis meses 1. joder que suerte tienes de poder estar leyendo esto 2. No les afecta el hecho en cuestión) desarrollan un miedo terrible al silencio, posiblemente debido a la poca conversación mantenida durante ese periodo de tiempo y a que lo único que escuchase fuese música clásica, que todos sabemos que es bastante parca en palabras, y frases del estilo “uy, ha dado una patadita”, “se parece al padre”, “ya te queda poco” o “debes estar muy a gusto ahí, ehh”. Por todo esto el especimen humano desarrolla un terrible miedo al silencio y en su edad racional se ve en la necesidad imperiosa de decir algo, lo que sea, aunque sea una gilipollez como un templo. Claro está que no todos desarrollan este complejo, los hay que han bebido durante años sangre de babuino blanco en luna llena y son capaces de no poner absolutamente nada, de ahí que de un tiempo a aquí se haya extinguido el babuino blanco y la luna llena y aquellos que antes no escribían nicks ahora lo hagan compulsivamente.
Y os preguntaréis, ¿quién fue el primero que se puso un nick? Para ello tendremos que remontarnos al 1896, en Helsinki. Corría el año 1722 y la ciudad de Stalingrado contaba con un invidente escritor de nombre Avnaen Vodkada, cuyos escritos habían dado la vuelta al mundo a través del fenómeno blog. Un día se fue de vacaciones y en su perfil puso “Avnaen Vodkada, cerrado por vacaciones”. Y ahí surgió todo.
Quizá algunos dudéis de la fiabilidad de mis fuentes pero si lo pone en la Wikipedia será porque es verdad, ¿no?
Lo que sí es innegable es el hecho de la función que desempeñan los nicks. Estos pueden ubicarse en sólo y exclusivamente 9 familias concretas:
1.“Toma, jódete”: Estos suelen ser nicks que restriegan a todo aquel que lo veo algún hecho en cuestión. Bien que te has sacado el carnet de conducir, bien que has aprobado todas, bien que te vas de vacaciones, bien que te has corrido una fiesta que te cagas, etc.
2.“Te amo, no yo más, no yo más”: Adolecen de empalargamiento y muestran el amor entre humanos de una manera pública, sin escatimar en frases redundantes, muchas oes y sí se puede emoticones de corazones, besos y demás elementos relacionados con este sentimiento, mejor.
3.“Complemento del verbo”: Si bien a veces se pueden meter en otros grupos cuando su intensidad es elevada, el nick Complemento del verbo ubica al lector indicando dónde se encuentra la persona, cuando se va a producir un acontecimiento, un porqué que afianza algún tema de su cercanía mediática, con quien se está, como se está, e t c.
4.“Te la voy a chupar”: aquellos en los que se ensalza sobremanera una persona, animal o cosa hasta rozar los límites de la idolatría.
5.“Que pena doy, dadme un abrazo”: consistente en una autohumillación pública que trata de mostrar al resto de humanos lo mal que se encuentra la persona, lo jodida que está por alguna circunstancia o lo mucho que necesita que alguien le diga algo.
6.“Private”: mensajitos que se mandan unos a otros, unos fácilmente captables y otros cifrados, que tienen como fin que la persona a la que va dirigida reciba la información, dándose el caso de que a veces esté tan cifrado que ni siquiera esa persona sepa que va para ella.
7.“Premonition, ¿cuándo?, now”: decir que va a pasar algo amparándose en creencias, suposiciones, intuición o clarividencia.
8.“Soy un hombre/mujer de mundo”: donde se incluyen frases célebres, ocurrencias propias o de otro, referencias biblio y cinematográficas, páginas web, música y reggaeton.
9.“Los otros”: aquellos nicks que no están en ningún otro grupo por su extrema rareza y también los que abundan en la red refiriéndose a la película de Alejandro Amenábar. (sonido de timbales y un platillo final)
Sin embargo, si esto os ha parecido cruel más lo es la duración de vida de estos adorable animalitos. Nacen con el convencimiento de su autor, creyéndose invulnerables y dignos de permanecer en su trono por siempre jamás. Nada más lejos de la realidad. Ya sea impactante, sentido, original, envidiable, muy comentado o todo lo que tu quieras y más, la realidad es que al cabo de unos días deja de ser querido y viene otro más joven, con más fuerza y garra, y le arrebata el puesto, quedando tan sólo un breve recuerdo de lo que fue, en algunos casos, y en otros desapareciendo para no volver jamás. Si no, decidme que fue de las banderitas y los viva España de días atrás. En el cielo de los nicks están…
Por eso, cada vez que veáis un nick, primero mirad a ver si por un casual va dirigido a vosotros y después recordadle como lo que ha sido, un defecto del ser humano incapaz de cerrar la boca.

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